La leyenda
sitúa la vida y martirio de Santa Fé entre los años 285 y 303 de nuestra
era, bajo el mandato romano de Diocleciano. Se le representa con la
palma del martirio y tambien con la parrilla y la espada que fueron los
instrumentos utilizados en el suplicio a que fue sometida. Durante la
Edad Media fue una de las santas mas veneradas.
Nacida en Agen en el seno de una rica familia galo-romana, fue confiada
a una nodriza cristiana. Esta la presentó ante Caprasio, el Obispo de la
ciudad que la bautizó, llamándola Fé.
En ese tiempo, con el fin de reforzar la unidad de un imperio
demasiado extenso, asediado por graves problemas militares y económicos,
los emperadores romanos apelan al elemento religioso para que ayude y
sostenga al régimen. Consideraban a los cristianos una fuente de
conflicto y desorden, por su negativa a reconocer el carácter divino que
se atribuía al poder establecido. Asi los emperadores romanos
emprendieron terribles persecuciones en su contra.
Daciano, el procónsul romano que gobernaba en Aquitania perseguía
incansablemente a los cristianos dándoles a elegir entre la muerte o la
abjuración de su fé. Detenida cuando contaba entre 12 y 15 años, Fé
defendió su creencia cristiana con firmeza y se dispuso a enfrentarse a
la cólera de Daciano. Este se ensañó con ella sometiéndola a distintas
torturas con el fin de que el castigo resultara ejemplarizante: fuego,
aceite hirviendo, látigo... Ante un encolerizado gentío fue atada a una
parrilla de bronce, bajo la cual se colocaron palos y carbones
ardientes. Según la leyenda en ese momento una paloma coloca en la
frente de la santa una corona de gloria y en medio de una tormenta,
apaga las llamas con un movimiento de alas. Al ver que la joven no había
sido dañada ni por el fuego ni por los golpes de los soldados la turba,
maravillada, confiesa públicamente su fé en Jesucristo.
Herido en su orgullo Daciano hace decapitar a la joven cristiana, a
Caprasio, el obispo de Agen , que la había bautizado y a otros
ciudadanos considerados también rebeldes por su apego a la fé cristiana.
Los cadáveres de los mártires fueron abandonados en el lugar, como era
la costumbre, y posteriormente con la ayuda de la oscuridad fueron
enterrados en secreto por los fieles.
Hacia el año 530, el obispo San Dulcidio manda exhumar los restos de
Santa Fé y los hace colocar en una iglesia situada extramuros. Adquirió
gran renombre gracias a los milagros que le fueron atribuidos
: vista recobrada por ciegos, curaciones de toda clase...Con celeridad
acudieron los peregrinos aportando riqueza y desarrollo al monasterio.
Hacia el año 860, los monjes benedictinos de la abadia de Conques, en la
comarca de Aveyron, desprovisto de reliquias que atrajeran el interés de
los fieles, planearon la apropiación de los gloriosos restos de Santa
Fé. Con ese objetivo enviaron a Agen a uno de los frailes llamado
Ariviscus. Subrepticiamente este consiguió integrarse en la comunidad
cristiana de la ciudad. Fue ganándose poco a poco la confianza de los
ageneses hasta conseguir que se le confiara el tesoro de Santa Fé.
Corría el año 866 y aprovechando que había quedado solo con ocasión de
celebrarse las fiestas de Navidad y Epifanía, pudo con toda tranquilidad
romper la tumba de la santa y embalar las sagradas reliquias. Al
descubrirse el robo la indignación se extendió en la población natal de
Santa Fé y muchos fueron los que decidieron seguir el rastro del monje
para intentar recuperar las reliquias. Sin embargo la persecución no
tuvo éxito y el fraile tras múltiples peripecias consiguió alcanzar la
abadía de Conques donde fue aclamado por sus hermanos. El objeto del
botín fue colocado en la iglesia del monasterio con ocasión de una gran
fiesta, el 14 de febrero del año 874. Mas tarde, hacia 940, y para poder
acoger a los cada vez mas numerosos peregrinos, Esteban, obispo de
Clermont mandó edificar una imponente basílica. Llegada la ceremonia de
traslación de las reliquias resultó finalmente imposible el
desplazamiento de los restos y angustiados por esta manifestación
negativa del cielo, los monjes ordenaron fabricar un brillante relicario
de oro y pedrería que posteriormente fue expuesto a la curiosidad y a la
veneración de los fieles.
Las reliquias de Santa Fé tan entrañablemente queridas por los
habitantes de Agen, se conservan hoy día en Conques, en una bellísima
iglesia románica edificada entre 1030 y 1060. Desde el año 866 las
reliquias de Santa Fé han sido trasladadas fuera de Conques solamente en
dos ocasiones. La última vez, en el año 2000 estuvieron expuestas en el
Museo de Bellas Artes de Agen. En cuanto a la actual iglesia de Santa Fé
de Agen, situada en frente de la estación de ferrocarril, fue edificada
en el siglo XIII, sobre la base de la primitiva iglesia construida en la
época del obispo San Dulcidio. Presidía un cementerio que fue suprimido
en 1892 para permitir el trazado del Boulevar Carnot.
La “chanson de Sainte Foy” o canción de Santa Fé es el documento mas
antiguo que existe en lengua occitana y narra la pasión y milagros de la
Santa. El manuscrito, que data de los siglos VIII-IX se conserva en la
Biblioteca Universitaria de Estrasburgo, en Alsacia. Es la época en que
se escriben las tradiciones orales. En la Canción de Santa Fé, se
ensalzan los valores de la mártir agenense. Los cluniacenses se
encargaron de dar a conocer la historia allá donde pudieron hacerlo. A
partir del siglo VIII se convierte en el símbolo de la Reconquista
cristiana en la Península Ibérica y conoció así un renombre de talla
internacional. Los topónimos referidos a Santa Fé se extendieron por
todo el mundo. Existen mas de 100 en Francia y tambíen se encuentran en
otros lugares de Europa y de América.