A
comienzos del s. XVI Traibuenas levantaba su iglesia parroquial: una
sencilla pero deliciosa construcción en ladrillo sobre sillares de
piedra, en la que apenas elemento alguno, tonto estructural como
ornamental, perturba su pureza estilística, inmersa de lleno dentro
del mundo renacentista. Se compone de nave única, dividida en dos
tramos, con capillas laterales a modo de brazos de crucero, torre y
cabecera poligonal, cubierta por bóvedas estrelladas, a la que se
añadieron en época relativamente reciente su sacristía y pórtico, en
el muro de la Epístola, cobijando la portada que permite el acceso al
interior del templo.
Interior presidido por el retablo mayor que es una obra barroca de la primera
mitad del s. XVIII, compuesta por banco, cuerpo enmarcado por estípites con un
gran lienzo representando al titular: San Juan Bautista, y remate con otro
lienzo: la Sagrada Familia, ambos anteriores al retablo (2ª mitad s. XVII) y
muy próximas a la forma de hacer de Vicente Berdusán. A ambos lados sendos
retablos barrocos con reaprovechamiento de mazonerías seiscientistas; se trata
del de la Virgen del Carmen, en el muro de la Epístola, y el de San Francisco
Javier, en el del Evangelio; a los que nos es obligado añadir una pila
bautismal coetánea a la construcción del edificio, y una talla de Cristo
Crucificado, barroco del s. XVII, que como el anterior se sitúa bajo el
sotocoro.
Palacio.
Describiendo la villa de Traibuenas, decía Abella en 1802: "Hay en
ella un palacio de cabo de armería, propio del duque de Granada de
Egea, como marqués de Falces señor del pueblo, que tiene cuatro torres
muy elevadas y foso alrededor". A mediados del siglo pasado, albergaba
el edificio la sala del ayuntamiento y la cárcel. Como ocurre también
en Marcilla, toda la zona inferior del palacio está construida en
piedra de sillería.
Se conserva una puerta ojival como de finales del siglo XV y algunas saeteras.
Los cuerpos altos del edificio son de ladrillo, y la torre principal, con
solana de arquillos, recuerda bastante a las construcciones aragonesas de los
siglos XVI y XVII. El conjunto se halla bien conservado. Antiguamente estuvo
rodeado de foso.
(Foto Eabaurrea)